JUGUETORÍA

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La Regadera. Jugar con Verde

algunas fotos

EQUIPO

Propuesta: Fermín Blanco, Sistema Lupo y Palitroques

Colaboración: Luis Miguel Fernández, Paloma Calleja, Victor González y Paula Pernas

Comisariado: Sara San Gregorio de Lucas para “ La Regadera” de Medialab-Prado

RELATO DE LA EXPERIENCIA

Sistema Lupo es un juego de construcción de bloques compuesto por siete tipos de piezas fabricadas en diferentes materiales y tamaños que a través de retos y desafíos con el juego propone investigar el patrimonio arquitectónico, los procesos industriales y las metodologías creativas.

Empezaron a aparecer en redes las piezas grandes de sistema Lupo en espuma. Todavía con pruebas de color y aún por probar en alguno de sus talleres. Sistema Lupo tiene programas didácticos diseñados a partir de 4 años, pero estas piezas nuevas podían dar mucho juego mucho antes de esta edad.

Podían venirse a la Regadera y dejarlas a disposición de las niñas y niños más pequeños… los retos y desafíos se daban la vuelta, tocaba dejar jugar, observar el juego y aprender de los más pequeños las infinitas posibilidades aún no contempladas. Y así fue, el entusiasmo, las ganas de participar, investigar y de hacer de Fermín Blanco ganan esta vez a su concienzudo trabajo didáctico y acepta el reto de hacer una propuesta con sus piezas desde la experimentación libre y proponer un espacio de juego que invite a la exploración espontánea.

En colaboración con Palitroques de Víctor González, se crean unos tetraedros que colocados en planta en forma de S crean dos zonas de juego que dividimos en principio por franjas de edad.  Bajo cada una de las pequeñas estructuras hay un material distinto que remite a la vida anterior de las piezas antes de ser bloques de construcción, hojas, ramas, serrín, madera… Fermín vuelve a poner en valor el proceso industrial pero esta vez lo hace desde materiales que invitan al juego no estructurado.

Con lo aprendido en la sesión anterior, esta vez tuvimos en cuenta las franjas de edad y ampliamos las premisas: no intervenir en el juego si el niñx no lo solicita, las familias son las adultas de referencia y las encargadas de hacer respetar los límites que son: respetar el juego prioritario en cada una de las dos zonas, zona 0-2 y zona 3-6, no hacerse daño, no hacer daño a las demás y no hacer daño al material. Juega a lo que quieras con lo que quieras siempre que tu juego no interrumpa el juego del otro.

Además de los nuevos límites, las pequeñas estructuras organizaron perfectamente el juego en pequeños grupos. Hubo niñxs que cambiaron de juego y se movieron por el espacio, pero hubo otros que se quedaron en su primer tetraedro y exploraron todas las posibilidades del mismo material con una profunda concentración.

Con los bloques de construcción blanditos y grandes construyeron y jugaron en su propio circuito de psicomotricidad, crearon vías de tren, duchas con esponjas y grifos de agua fría, dinosaurios gigantes...el juego simbólico dejaba sus posos en forma de historias y piezas en el espacio de los más mayores.

Las estructuras se usaban tanto de cabañas como de columpios, aparecieron unos retos lupo -en forma de cartas- con las piezas de madera y muchas familias se animaron a participar y a tratar de resolverlos.

El techo de trapillo obligaba a entrar agachadas a los peques más altos y a las adultas, a ir despacio, hasta que una pareja de niños lo alcanzó y descubrió que moviendo los hilos podía mover el resto del espacio y el juego volvió a cambiar.

Esta vez no se manifestaron conflictos durante la sesión, el juego fue en general más introspectivo, menos comunitario, y esto afectó también al cierre de la sesión, pues no fue necesario marcar un final, sino que las familias fueron abandonando el espacio de forma progresiva.

Así, no existió la posibilidad de hacer un círculo de experiencias, por lo que el retorno que recogemos en esta sesión se plantea a través del formulario de evaluación y de las conversaciones particulares.

Una de las zonas estaba techada con una red de trapillo verde para marcar el techo más bajo de la zona de los más pequeños y, así, potenciar un sentimiento de envoltura en un espacio tan amplio y alto como el auditorio de Medialab. Estas redes se usaron de diversas maneras: para colarse entre ellas asomando algunas partes del cuerpo, para explorar la tensión, para crear un laberinto a media altura…

En el formulario recogemos que algunas familias observaron cierta peligrosidad con este entramado de trapillo, así como la disponibilidad del serrín al nivel del suelo o las piezas pequeñas con niñxs tan pequeños. También existen otras familias que han valorado positivamente la disponibilidad de estos materiales pudiendo acompañar el juego para que el riesgo no implique peligro, pero teniendo la posibilidad de explorar nuevas formas de interacción con el medio lejos del empeño de riesgo 0 de las normativas y los espacios actuales para el encuentro infantil.

Esta sesión fue más familiar, en seguida los adultos se sumaron al juego, pues esta vez había bastante espacio para transitar entre los diferentes elementos. Hubo menos participantes de los esperados. Pese a insistir en la confirmación de plaza y de que había gente en lista de espera a través del correo electrónico, fueron diez familias las que no aparecieron.

Se pudo dar un juego más tranquilo al ser menos personas en el espacio, sin embargo, la responsabilidad social que implica no asistir a una actividad gratuita cuando la reserva de plaza impide disfrutar de la actividad a alguien en espera, nos hizo replantearnos, para la siguiente sesión, el procedimiento de inscripción y confirmación haciéndolo incluso un poco más complejo de lo que era ahora.

“Jugar con Verde” fue una propuesta espacial muy adecuada a los objetivos de interacción con el espacio, propia de un equipo de arquitectos que trabajan cada día en poner en valor el espacio como tercer educador. Planteó gran diversidad de juegos a la vez recogidos en una coherencia conceptual y formal y aplicó todo lo aprendido en su largo recorrido sobre juego y comunidad sumando la experiencia de “Jugar con el suelo” para adaptar su aporte a este contexto particular.

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